La Trinidad ortodoxa enseña que hay un ser llamado Dios, que está compuesto por tres personas. Cada uno de estas personas - se dice - son distintas, conscientes y que son de la misma edad (“ninguna está antes o después de la otra”), y se afirma que ellas son iguales en rango y poder (“ninguna es mayor o menos que la otra”). Sin embargo, la definición va mucho más allá porque, de acuerdo con la Trinidad ortodoxa, las tres personas no son realmente personas como podríamos pensar de una persona. Normalmente pensamos en una persona como un ser individual, pero esto no es lo que se entiende al utilizar la palabra “persona” en la Trinidad ortodoxa. Los propagadores de esta doctrina dicen que la palabra “persona”, es realmente inadecuada cuando se la aplica a Dios, porque no hay otra idea expresada por la palabra “persona” que sea similar al significado que se quiere dar cuando se aplica a Dios. Por eso la mayoría de los teólogos prefieren el término hipóstasis en vez de persona porque es una palabra que se refiere al concepto teológico de la persona que está camino intermedio entre la mera personalidad y un ser individual. Este concepto se lo explica de la siguiente manera:

“La doctrina de la subsistencia en la sustancia de la Divinidad pone a la vista una especie de existencia que es tan anómala y única, que la mente humana deriva poca o ninguna ayuda de esas analogías que ayudan en todos los demás casos. La hipóstasis es una subsistencia real, — una forma sólida esencial de existencia, y no una mera emanación o energía, o manifestación, — pero es intermedia entre la sustancia y los atributos. No es idéntico a la sustancia, pues no son tres sustancias [o seres]. No es idéntico a los atributos, porque las tres Personas cada una e igualmente posee todos los atributos divinos ... De ahí que la mente humana está llamada a comprender la noción de una especie de existencia que es totalmente sui generis [única], e incapaz de ser ilustrada por cualquiera de las comparaciones y las analogías ordinarias” (Dr. Shedd, History of Christian Doctrine, vol. i. p. 365 as quoted in Philip Schaff’s History of the Christian Church, Volume 3, Section 130, pages 676, 677)

Esta extraña concepción de Dios es tan difícil entender que ni siquiera Atanasio pudo entenderla. Atanasio fue uno de los primeros propagadores de la Trinidad, y de mucha influencia, y él “confesó con franqueza, que cada vez que forzaba su entendimiento para meditar sobre la divinidad del Logos, sus inútiles esfuerzos infructuosos redundaban en sí mismos, que cuanto más lo pensaba, tanto menos lo comprendía, y cuanto más escribía, menos podía expresar sus pensamientos” (Gibbon, The Decline and Fall of the Roman Empire [La, decadencia y caída del Imperio Romano], Volume 2, Chapter 21, page 223, paragraph 1).

Otro hombre de una gran influencia en la formulación de la doctrina de la Trinidad fue Agustín. Fue el escritor de la iglesia más influyente para definir la Trinidad, y es muy respetado como una autoridad entre los trinitarios. De todos los padres, junto a Atanasio, Agustín realizó el mayor servicio para este dogma [la Trinidad]” (Philip Schaff, History of the Christian Church, Volume 3, Section 131, page 684).

Aunque Agustín no pudo definir la Trinidad. Él dijo: “Si se les pide que definamos la Trinidad, sólo podemos decir, no es esto o no es aquello” (Augustine, citado en Philip Schaff’s History of the Christian Church, Volume 3, Section 130, page 672)

Atanasio y Agustín, los dos hombres que hicieron más para formular la doctrina de la Trinidad que cualquier otro, admitieron que no lo entendían y no la podían definir.

La Trinidad ortodoxa Ilustrada


Una manera utilizada a veces para ilustrar la concepción trinitaria ortodoxa de Dios es que dibujar un cuadro de una cabeza con tres caras como el que está al lado que en realidad fue hecho por un trinitario

Un Dios que consiste de tres personas (hipóstasis) unidas en un ser.

La Trinidad ortodoxa es la enseñanza católica oficial de que el único Dios de la Biblia es un ser compuesto de tres auto-conscientes hipóstasis. Como se ha señalado, hipóstasis es la palabra griega utilizada por los trinitarios ortodoxos para describir una supuesta especie de existencia única de la Trinidad que está a camino intermedio entre los atributos y un ser y no puede ser definida más que decir que no son atributos, y no es un ser .

Este concepto de Dios, tan confuso como lo es, es la creencia más comúnmente aceptada entre los cristianos.

La Trinidad ortodoxa niega la filiación literal y la muerte completa de Cristo. Niega la muerte de Cristo, porque afirma que el divino Hijo de Dios es parte de Dios y por lo tanto no se puede separar de él en la muerte, porque Dios no puede morir. Note las palabras de San Agustín, uno de los grandes defensores de la Trinidad:

"Ningún hombre muerto puede resucitarse a sí mismo. Él [Cristo] sólo pudo resucitarse a sí mismo, quien aunque su cuerpo estaba muerto, no estaba muerto. Porque él resucitó lo que estaba muerto. Él se resucitó a sí mismo, que en él mismo estaba vivo, pero en su cuerpo, que debía ser resucitado, estaba muerto. Porque no sólo el Padre, de quien dice el Apóstol: ‘Por lo cual Dios también le exaltó’, ha levantado al Hijo, sino el Señor también se resucitó a sí mismo, es decir, su cuerpo” (Nicene & Post-Nicene Fathers, series 1, volume 6, page 656, St. Augustine, “Sermons on Selected Lessons of the New Testament; Sermones sobre experiencias seleccionadas del Nuevo Testamento”).

Es verdad que un muerto no puede levantarse de entre los muertos. También es verdad que Cristo murió. Jesucristo divino, glorificado, dijo: “Yo... estuve muerto”. (Apocalipsis 1:18) Ya que Cristo estuvo verdaderamente muerto, no pudo haberse resucitado a sí mismo. La Biblia no enseña que Cristo se levantó de los muertos. En cambio, dice por lo menos treinta veces que el Padre le levantó de los muertos. Por ejemplo, Gálatas 1:1 dice: “Pablo, apóstol, (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de entre los muertos”).

La conclusión de Agustín que Cristo “no estuvo muerto” es contraria a la razón y a las Escrituras, perjudicial para el poder del evangelio, y repulsiva para las necesidades de mi alma. Sin embargo, esta es la conclusión a la que debemos llegar si creemos que Cristo es una parte del ser de Dios, el Padre. Los creyentes de esta doctrina se quedan con la conclusión de que la muerte de Cristo no fue más que la muerte de un ser humano que había sido temporalmente imbuido de la “segunda persona” de la Trinidad. No importa cuán exaltado fuera el Hijo preexistente; no importa cuán glorioso, cuán poderoso, o cuán eterno haya sido; si sólo murió su naturaleza humana, entonces el sacrificio fue sólo humano. Si uno no cree que Cristo murió, ¿cómo puede uno apreciar el amor de Dios al dar a su Hijo para que muriera por nuestros pecados?

La doctrina ortodoxa de la Trinidad niega la filiación de Cristo, pues si Cristo, el Hijo de Dios, era algún tipo de proyección del único Dios y parte del ser de Dios, entonces él no podía legítimamente ser llamado Hijo del Padre.